Seguramente muchos recordarán los famosos autos de plástico que se rellenaban de masilla y se les incrustaba una cuchara en el medio. Este juguete fue la diversión de varias generaciones.
Populares a mediados del siglo XX, se elegía una vereda lisa, sin grietas ni agujeros. Luego se dibujaba una pista con curvas y rectas; con tiza, carbón o un trozo de ladrillo. En la largada se alineaban varios autitos.
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Estos eran de factura sencilla. Hechos de plástico, pequeños, huecos y atravesados por dos ejes metálicos en los que giraban las rueditas. El modelo fue copiado de las famosas “cupecitas” Ford, que tantos triunfos obtuvieron conducidas por los hermanos Gálvez.
Al ser huecos, con una carrocería muy delgada, los autitos necesitaban ganar peso para aumentar la inercia del envión y evitar el derrape. Entonces se los rellenaba con plastilina y se les colocaba una cuchara para que el vehículo deslizara por la pista.
Te invitamos a ver la colección de autos que tiene el Museo, los días sabados de 16 a 19 hs