Germinal Lubrano se suma a la colección del Museo Barrio de Flores

El Museo Barrio de Flores ha sumado una nueva pieza a su colección artística. Se trata de una obra del pintor Germinal Lubrano, un artista que porta una historia tan fascinante como sus cuadros mismos. Fue una vecina, Zulma, quien se comunicó con el museo para ofrecer la obra a modo de donación. “Pensativo” es el nombre de la obra que data del 2001 y que nos muestra a un hombre con la mirada perdida en un vacío imaginario, pero que con sus grandes ojos de almendras atrapa al espectador. Al igual que sus trabajos, la historia del propio artista es tan atrapante como agitada.

Germinal nació el 15 de Septiembre de 1918, hijo de Rosa Cortese, argentina y porteña, y de Don Pascual Lubrano, un fabricante de calzado a medida nacido en Calabria. Al poco tiempo de haber nacido el pequeño Germinal, la familia Lubrano tuvo que radicarse en Montevideo, Uruguay debido a seguidos problemas por ser anarquistas. En el país vecino Germinal realizó sus estudios primarios y secundarios, pasando luego al Círculo de Bellas Artes. En el mientras tanto trabajaba con su padre, precisamente dibujando los moldes de los calzados. El talento para el dibujo era algo que corría por sus venas.

Años más tarde, Germinal regresa a Buenos Aires, instalándose en el barrio de Flores. Allí comenzó a trabajar con un reconocido dibujante español llamado José Sánchez quien era el encargado de realizar la publicidad de la mueblería Maple y de Zapatos Tonsa.

Lubrano, que no llegaba a los 20 años, era el encargado de realizar los dibujos de calzados con tinta china y todavía seguía ayudando a su padre con los diseños de zapatos. De todas maneras, la inquietud le ganó al joven de 17 años quien comienza a participar en la redacción de la revista Viva Cien Años, donde aprendió a diagramar (lo que le sirvió años después para incursionar en el periodismo gráfico). Gracias a su participación en esta revista, sus dibujos comenzaron a circular en otras famosas revista; Patoruzú, Libre Palabra (donde fue el creador de “Don Yacumín”, El Pampero, Estrellas, Risueña e incluso ilustró la revista ¡Boca…!. Allí trabajó, entre otros, con Julián Centeya.

A todo esto, un germinal de unos 40 años, decidió fundar una revista para el club del que él era fanático, Independiente. La revista, con el mismo nombre, tenía como subtitulo la frase “Los diablos rojos de Avellaneda” y llegó a vender más de 40.000 unidades. Lo más intrigante es como nació el logo; mientras tomaba un café en un bar, vio pasar una manifestación. La figura de un niño con una camisa atada a un palo le llamó poderosamente la atención y luego de dibujarla ya tenía su nuevo logo. De ese mismo dibujo nacería su revista humorística Descamisada, cuyo primer número vio la luz el 22 de enero de 1946 (en el año 2010, Descamisada tuvo su versión digital en un blog).

Si bien su camino en el periodismo gráfico era muy fructífero, Germinal comenzaba a sentir la necesidad de dedicarse de lleno a la pintura. Su interés estaba en los personajes humildes, gente de la tierra, y del barrio. Alguna vez, Lubrano expresó: “Un cuadro tiene que representar algo, si no, no dice nada”. Con una firme convicción, el artista defendía el arte figurativo. Su interés siempre estuvo en las intrigantes e históricas calles de Buenos Aires.

En los años ‘90, en el centenario de la Avenida de Mayo, realizó 21 obras inspiradas en la famosa calle; la Pirámide de Mayo, el Palacio Barolo, el Café Tortoni, los 36 billares, La Catedral, fueron solo algunos de los edificios que lo inspiraron a retratar la icónica avenida. En esa misma calle, se encontraba la Academia Nacional de Tango, donde Lubrano expuso óleos en los que interpretaba plásticamente las letras del tango, un tema que marcó su obra desde que Edmundo Rivero le dijo “Los pintores argentinos no han pintado el tango”. Desde ese momento sus trabajos se inspiraron en las letras de Rivero, Carlos Gardel, Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Pascual Contursi y tantos otros.

De todas maneras, si bien su obra se enfocó en el tango, Germinal supo realizar una importante cantidad de retratos que son tan hermosos como intrigantes. Ojos grandes, colores vibrantes, y miradas intensas, le dan a sus cuadros un magetismo del que es difícil escapar. Los retratos de Lubrano tienen algo de Antonio Berni, algo de Juan Carlos Castagnino, e incluso algo de Raúl Soldi. «Pensativo», la obra que posee el museo, es el reflejo de estas influencias- Su boca, quizás como un pequeño truco del artista, no revela mucho de la actitud del retratado. Solo sabemos por el título que está meditando en lo más profundo de su mente. Así, Lubrano, quién falleció en 2012, consigue dejarnos con una eterna pregunta; ¿qué estará pensando el personaje?.