El Museo Barrio de Flores posee en su colección una gran cantidad de obras, muchas de ellas son pinturas. Sin embargo, la institución exhibe dos dibujos de alta calidad de Javier Calcaterra, quien no solo es uno de los mejores dibujantes de su generación, sino también es docente en el Museo.
Javier, nacido en 1985, es un artista oriundo y residente de la Ciudad de Buenos Aires, egresado de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Se desempeña como docente de Arte en educación primaria, media, especial y en talleres; en el Museo está a cargo de los talleres de dibujo y pintura y de dibujo manga para niños. Pero además de profesor Javier es dibujante, ilustrador y muralista, trabajando con galerías de CABA, Ciudad de Córdoba y Concordia. Entre sus numerosos reconocimientos fue galardonado con el Primer premio en Dibujo en el XXV Salón Municipal “Primavera” en San Fernando y con el Segundo premio en Dibujo en el Salón Otoño del mismo municipio. También fue distinguido en 2019 con la Mención Honorífica en Dibujo en el 63° Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano en el Museo Eduardo Sívori. Pero antes que nada, Javier es artista. Aunque trabaja todo tipo de material, su predilección por el dibujo en grafito se deja ver en sus trabajos. De trazo fino, preciso y casi obsesivo, alcanza un nivel de realismo que siempre impacta al espectador.
Calcaterra puede ser considerado un artista social, que retrata la calle con sus personajes, ambientes y rincones; un costumbrista moderno. Las temáticas elegidas dejan entrever una un interés por retratar aquellas escenas que en general pasamos por alto en el día a día; gente esperando el transporte, trabajadores descargando cajones de verduras, o simplemente alguien que se queda dormido en el subte. Sus obras “Avellaneda” y “Visión urbana” , las adquiridas por el Museo, son ejemplos de ello. Estos dos dibujos muestran la cotidianeidad de las congestionadas calles de Flores, pero desde un punto de vista totalmente diferente. Se hace presente una espiral que parece consumir o distorsionar las escenas como sinónimo de esa histeria que se vive en las calles y que puede “consumir” a más de uno. En “Visión urbana” vemos como un grupo de personas que espera para cruzar la calle parece comenzar a desvanecerse, como si se tratase de un viejo rollo de película que empieza a quemarse. El segundo trabajo es “Avellaneda” el cual muestra con increíble precisión un local de aquella avenida y los típicos comerciantes que utilizan la vereda como muestrario.
No solo en los dibujos que tiene el Museo, sino en toda su obra, Javier logra siempre atrapar al espectador para transportarlo a un universo particular. Pero ¿qué es lo que hace que sus trabajos sean tan atrapantes? Un famoso historiador del arte británico, Michael Baxandall propuso alguna vez el término “ojo de la época” para explicar que a la hora de entender un fenómeno artístico o un estilo, hay que centrarse no solo en la faceta estética, sino que es necesario tener en cuenta por qué las cosas son comprendidas de cierta manera en cierto momento y lugar determinado. Así, la obra de arte debe ser comprendida desde el ámbito de las cosas cotidianas, en la esfera de la vida común. Si bien este término apunta a un análisis de algo mucho más grande, puede aplicarse perfectamente al caso de Javier. Sus obras pueden son tan hipnotizantes porque emergen de la cotidianeidad y no hay otro contexto para entenderla. Hay un cierto contrato implícito entre autor y espectador donde se da por aludido que quien la mire sabrá de qué se trata, precisamente porque el artista habita esa misma esfera de lo cotidiano.
En los espacios públicos se dan las luchas sociales, se manifiesta disconformidad, desaparece el individuo y aparece la multitud, en estos escenarios se celebra, conmemora; también se transita indiferente ante la costumbre generada por la rutina, lo cotidiano. Por medio de su producción Javier intenta reivindicar espacios, expresiones, significados y significantes populares. Representa a la vía pública como escenario de fenómenos sociales en distintos contextos. Es de su interés visibilizar el sentido de pertenencia del individuo con su entorno, los vínculos barriales, el arraigo, el apego geográfico y cultural.