Con una obra suya, el Museo Barrio de Flores recuerda a Guillermo Roux

Curiosamente, unas semanas antes del deceso Roux, el Museo Barrio de Flores había adquirido algo que estuvo buscando durante mucho tiempo; una obra suya. Para algunos esto puede parecer una “señal” pero lo cierto es que ahora, el único museo dedicado a un barrio ha sumado a su colección un trabajo realizado por una de las figuras fundadoras del arte nacional. Se trata de unas estampillas de correo oficial, con reproducciones de “La Gioconda”, una obra realizada en 1975. Fue precisamente a partir de los años ’70 que comenzó el reconocimiento y proyección a nivel internacional, recibiendo, por ejemplo, el Premio “Dr. Augusto Palanza” por la Academia Nacional de Bellas Artes.

Si bien esta pieza es pequeña (mide 14 x 17 cm) el magnetismo es innegable. Se trata de una reinterpretación del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci de una manera totalmente novedosa. El cuadro original, de 1503 nos presenta a la ya famosa “Mona Lisa” en un tres cuartos perfil mirándonos directamente. En cambio Roux, en su versión de 1975, no muestra a una Gioconda retorcida sobre si misma que nos oculta el rostro y solo la podemos reconocer por su ropa y el apoyabrazos.

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La genialidad en el trabajo radica en que la cabeza del personaje parece estar allí pero en realidad no es así, sino que nuestro ojo lo termina de construir. Sin embargo, quien conoce la obra de Da Vinci, reconoce rápidamente de quién se trata. Este trabajo pertenece a la inmersión de Guillermo en una etapa surrealista donde, con mucho talento, representa las cosas de la vida cotidiana con humor y desde una nueva perspectiva. Todo este período, que se extiende desde los ’70 hasta los años ´90, se caracteriza por figuras despedazadas, quebradas o fragmentadas. Los cuerpos parecen fusionarse con objetos o con el propio escenario.

Esta forma de trabajar le trajo a Guillermo el éxito internacional tanto en Europa, Estados Unidos y toda América Latina. Particularmente “La Gioconda”, fue parte del envío con el que ganó el Primer Premio Internacional de Pintura en la XIII Bienal de San Paulo en 1975.

Años más tarde, en 2003 el Correo Argentino ilustró una de sus estampillas con este trabajo del maestro. La tirada fue limitada, y con el tiempo se convirtieron en verdaderos objetos de colección para los conocedores de la obra de Roux. Tal es así que cuando el director del Museo, Roberto D’Anna puso el ojo en esta obra, no dudó en conseguirla. Semanas después, con la triste noticia del fallecimiento del artista, esta obra cobró un nuevo sentido para la institución. Si bien aún permanece colgado en su salón el “Retrato del Prof. Cayetano Sciarrillo”, prestado por el Colegio N.º 9 Justo José de Urquiza, “La Gioconda” toca una fibra distinta ya que fue el primer paso del Museo para tener su propio Roux, y al poco tiempo perdíamos al maestro.

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El arte argentino quizás haya perdido a una de sus figuras más importantes y el barrio a uno de sus vecinos más respetados. De todas maneras su obra vivirá por siempre y particularmente en nuestro barrio, el Museo se encargará de que el nombre de Guillermo Roux quede grabado a fuego en la memoria colectiva para las futuras generaciones. Hoy una parte del artista, por más pequeña que sea, descansa en nuestro salón y está a disposición de todo vecino que quiera acercarse para conocer un poco más sobre la vida de una de las personalidades más grandes que caminaron las calles de este barrio.