El Museo Barrio de Flores sigue ampliando su acervo artístico. En el mes de Octubre, se incorporó una nueva obra a la colección permanente gracias a la donación de su creador, Blas Vidal. Ya es sabido que Vidal tiene una historia que lo une estrechamente con el barrio (además de vivir en él). Para la inauguración del Museo donó la obra con la que salió ganador del concurso realizado por el Colegio N.º 9 Justo José de Urquiza en 1966, donde la consigna era retratar un espacio del barrio y Blas pintó el Centro Cultural Marcó del Pont.
Esta vez, en conmemoración de los tres años en funcionamiento del Museo y de su ingreso a la Noche de los Museos, Blas tuvo el gran gesto de entregar otro de sus trabajos. Se trata de “El calor de la tierra”, un dibujo en lápiz de color sobre madera. El cuadro pertenece a una serie que trata sobre el cambio climático, lo cual la hace actual a pesar de haber sido realizada en 2016. En él, podemos ver lo que parece una torre, una especie de híbrido entre planta y estructura arquitectónica que se levanta con una esfera que se abre hacia el cielo. A primera vista parece una planta carnívora saliendo hacia la superficie con lo que parecen ser tentáculos agitándose en el aire. Si lo vemos desde el punto de vista edilicio, podemos pensar en una gran antena o una escalera que asciende. Es la combinación de blanco y negro la que le ese carácter frío que lo asemeja a una construcción hecha por el hombre. A sus pies vemos un caballo, que parece estar respirando o largando un humo por su nariz. Ese humo se torna de color naranja, uniéndose con el fondo. Esos tonos los que nos pueden acercar a la idea del calor, y por ende al calentamiento global. Los planos naranjas y amarillos, frente a la estructura en escala de grises, indiscutiblemente nos lleva a la idea de temperaturas altas. El paisaje, por otro lado, es hostil, desolador incluso. No hay mucha información que nos diga en donde se ubica la escena. Lo único que podemos reconocer es lo que parece ser el cartel de una fábrica de una reconocida bebida. He aquí el fabuloso efecto teatral de las obras de Blas.
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Es interesante el proceso de Vidal a la hora de componer. Generalmente recurre a una simetría axial, (un eje y puntos equidistantes a ese eje). Este sistema lo ubica al centro a los costados, dependiendo de la obra. El color, por su parte, lo suele plantear en unidades tonales que son limítrofes unas con otras. En ocasiones usa colores disonantes y en pocas oportunidades el claro-oscuro. Sus composiciones son rigurosamente controladas, donde no acusa errores y ubica las escenas en paisajes solitarios que empujan a los personajes como si de un telón se tratara. Con su pulso impecable y hasta obsesivo, Blas recorre un espacio de símbolos tan personales como intrigantes. Es la pasión que pone el artista en cada una de sus creaciones, la que determina el brillo de la misma. Comprometido con su arte, Vidal es dueño de un universo único.
Día a día, el Museo Barrio de Flores se empeña en brindarles a sus vecinos posibilidades, cultura y esperanza. Los cursos, la colección permanente, los distintos proyectos que se fueron realizando, el arte y la cultura son algunas de los recursos que el museo cosecha con el sudor del trabajo desde noviembre de 2018. Todo es por y para Flores, un barrio donde la cultura nace en cada rincón.
NT