En el pasaje La Porteña 54 funciona la famosa escuela Fernando Fader desde 1927. Sin embargo el edificio data de varias décadas antes y tiene mucha historia en sus pasillos.
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Uno de los misterios más grandes que envuelve a este edificio son sus túneles secretos, los cuales son muy difíciles de investigar. Desde el sótano se accede a pasadizos no abiertos al público que recorren varias cuadras bajo tierra llegando hasta la Basílica. Según se cuenta, en uno de ellos todavía están en las paredes los grilletes que se usaban para los esclavos a finales del siglo XIX.
La hipótesis que sostiene el folklore florense es que todos terminaban su recorrido en la Basílica y que cada palacio construía al suyo. Es decir existía un “túnel madre” que llegaba ala iglesia y a partir de este se abrían “brazos”.
El gran enigma era para qué se utilizaban. Hay dos teorías; una sostiene que tenía una función política, ya que ayudaban a escapar de los malones que asediaban la zona y permitía el refugio en la iglesia. La otra teoría afirma que eran utilizados por los dueños de los caserones para dirigirse a los mismos, ya que al ser, la gran mayoría, extranjeros de mucho dinero, no les interesaba mezclarse con el resto de la sociedad.