A modo de homenaje a quien fuera tres veces presidente electo de la Nación, El Museo de Flores destinó un espacio a Juan Domingo Perón y los trabajadores. Mediante material exclusivo, por ejemplo el folleto que anuncia su discurso en el barrio en el Cine Teatro Flores, fotos de su vivienda y publicaciones barriales, la entidad es visitada por innumerables historiadores y vecinos de la zona.
Según relata el historiador Hipólito Barreiro, corría el año 1926 cuando dos personas entradas en años adquirieron la propiedad ubicada en la calle Eleudorio Lobos (hoy Gregorio de Laferrere) 3259, a metros de San Pedrito. Los nuevos dueños del lugar eran Mario Tomás y Juana Salvadora y su hijo, quien alternaba sus días entre la casa de sus padres en Flores y períodos en un departamento alquilado por un grupo de oficiales en un lugar más céntrico, ya revistaba como oficial del Ejército Argentino con el grado de Capitán.
Resulta que para ese entonces la salud del padre de familia ya había empeorado lo suficiente como para tener que trasladarse a la ciudad desde la estancia La Porteña de la localidad de Sierra Cuadrada, para tener centros hospitalarios disponibles cerca.
Otro dato que corroboraría la presencia de la familia Perón en el barrio es que, según el trabajo de Fermín Chávez, debido al delicado estado de salud de Mario, Juana instaló por esos años una verdulería sobre la misma calle Lobos, que ella misma atendía junto a su hermano menor, Pedro Pablo Toledo, el cual se ocupaba de “las entregas de mercadería con un carrito”.
Poco después, en la primavera de ese mismo año, Perón conoce a quien sería su primera esposa, Aurelia Tizón. El general por esos entonces cursaba la Escuela Superior de Guerra; ella, de 17 años, acababa de recibirse de maestra. “Potota”, como era conocida popularmente y quien desde sus primeros años mostraba una preferencia por la música y la pintura, aparecía como una joven atractiva proveniente de una respetable familia. Se casaron a comienzos de 1929, dos meses después de la muerte de Mario, el padre de Perón. “Al principio, la pareja vive en la casa de Flores de Gregorio de Laferrere 3259; después se muda a un departamento de la avenida Santa Fe”, relata el trabajo de Enrique Pavón Pereyra, su primer biógrafo en vida, quien asegura que esa fue la “época feliz” de quien cambiaría la historia del país.
Este dato también lo confirma Norberto Galasso en su libro “Perón: Formación, ascenso y caída, 1893-1955”, que asegura que pocos días después de la boda, doña Juana decide retornar al sur –en compañía de su hijo Mario Avelino que había llegado a Buenos Aires por la muerte del padre-, mientras que los recién casados, después de una breve luna de miel en Bariloche, se instalan provisoriamente en la calle Lobos.
Raffaele Ballore, en su libro “Presidente – El caso Piras-Perón”, también coincide en la dirección, pero asegura que el General en esa casa vivió con su madre, mientras que fue en la de los padres de Aurelia, en Palermo, donde se mudó por un periodo de tiempo tras contraer matrimonio. Mientras que otra versión asegura que los recién casados no se instalaron con la familia de uno ni de otro, sino que alquilaron una vivienda en Lobos 1453.
Unos veinte años después de que el General partiera del barrio, y ya siendo este Presidente de la Nación, su entonces esposa Eva Duarte visitó la zona, interesada en que el bajo Flores se convirtiera en un parque. Así lo registró el periódico local “La Parroquia”, cuya Dirección de Administración y Redacción funcionaba en Bolivia 18, y cuyos directores tuvieron una entrevista con ella por el tema el 4 de febrero de 1947. Este material se guarda en las vitrinas del Museo.