El vecino que peleó en Malvinas hoy tiene su sector en el Museo Barrio de Flores. “No le digas a mamá, me voy a las Malvinas”, confesó Fabián Volonté a su hermano por teléfono. “Traeme puchos y una cámara de fotos”, le pidió antes de cortar la línea.
Fabián tenía 19 años y había terminado la colimba un mes antes. Había vuelto a Flores, a trabajar en el taller mecánico con su padre. Ahí se encontraba el 2 de abril cuando oyó que Argentina había tomado las islas. De ahí en adelante, todo sucedió muy rápido. El 8 de abril sonó el teléfono en plena noche. El 9 estaba de nuevo en su cuartel de Palermo, con uniforme y pelo corto. El 14 se subió a un Boeing 727 sin asientos rumbo a Río Gallegos con una Kodak Fiesta descartable en el bolso.
Con esa cámara retrató todo lo que pudo en las islas: los aviones de guerra que rozaban el agua, la escuela secundaria que usaron de base de comunicación, a los compañeros enterrados en las trincheras, luego cautivos de los ingleses. Hoy, estas tomas forman parte de la colección permanente del Museo Barrio de Flores.
Como una muestra real de lo que fue Malvinas, Fabián acercó al Museo el uniforme que usó en las islas para ser exhibido. Conmueve.
Desde que el conflicto terminó, Volonté se dedica a concientizar sobre lo que fueron realmente “las miserias de la guerra” y buscar reconocimiento y reparación para sus compañeros. “Éramos civiles, ninguno pidió ir a la guerra”, resalta, recordando lo que sufrieron en las islas. “Cuando terminó la guerra y nos fuimos de vuelta para el continente, pensábamos que íbamos a ser recibidos como héroes. Pero no. Recién a las 2 de la mañana nos dejaron salir del cuartel. Para que no nos vea nadie”, recuerda indignado. Frío, hambre, castigos corporales, tortura, abusos. “Había guerra para la comida, los oficiales nos robaban de la ración cotidiana. Había guerra de poder, hacia nosotros y entre nosotros”, rememora el veterano de 56 años.
En el Museo, Fabián dio charlas, explicando lo sucedido en las Islas. Hoy Volonté es dueño del taller mecánico El Ex Combatiente de Puerto Argentino, en Flores, y está terminando un libro sobre su vivencia. También aboga por que le den un resarcimiento económico a quienes fueron enviados a pelear en el conflicto del Atlántico Sur y para que la pensión de veterano sea trasladable a la próxima generación.
“Desde el Museo Barrio de Flores, nosotros decidimos darle un espacio a Fabián porque es una personalidad destacada del barrio y muy activo en la comunidad”, sostiene Roberto D’Anna, historiador de Flores y director de la institución.
Un homenaje eterno que se completa con fotos de combates, medallas, mapas, gigantografía del cementerio (con nombres y apellidos de los argentinos fallecidos), telegramas, aerogramas y cartas que Fabián le envió a sus padres desde las Malvinas.